El capitán ordenó acercarse y empezó a gritarle a la tripulación de
la extraña embarcación, pero sólo el silencio respondió a su llamado. La
goleta siguió imperturbable su aparentecamino sin ruta. “Bajen la
lancha,” ordenó el capitán Warren. “Voy a echar un vistazo.”
La tripulación del Herald, como buenos marinos supersticiosos hasta el tuétano, permanecieron inmóviles. No tenían las más mínimas intenciones de aventurarse en el barco fantasma, y sólo cuando el capitán empezó a imprecarles, los marinos acataron sus órdenes.
El capitán eligió a ocho hombres para que lo acompañaran, y remando llegaron hasta la proa del barco donde bajo una capa de hielo podía leerse el nombre de la embarcación, Octavius. Ninguno había escuchado sobre ella jamás.
Desde el bote el capitán volvió a llamar a la tripulación, pero entre
los ecos de su propia voz sólo escuchó el crujir de la madera y el
silbar del viento entre las velas deshilachadas. Con cuatro de los
hombres el capitán decidió subir abordo.
La cubierta estaba tapada por el hielo y no se veía una sola persona
sobre ella. Tras abrirse camino a través del hielo, decidieron bajar a
los camarotes; donde consiguieron a veintiocho hombres congelados. Cada
uno acostado en su litera ycubierto por capas y capas de cobijas y ropa.
El frío había conservado sus cuerpos en perfecto estado y daba la
impresión de que simplemente dormían la siesta.
En la cabina del capitán, el espectáculo fue el mismo. Su cuerpo estaba sentado en una silla frente a su escritorio. Las manos entrelazadas sobre las piernas y la cabeza tumbada hacia unlado con los labios entreabiertos. En una cabina detrás de la suya había tres cuerpos más. Una mujer estaba acostada en una camilla descansando su cabeza sobre el brazo, los ojos completamente abiertos viendo a un hombre con las piernas cruzadas sentado en una esquina en el otro lado del cuarto. En sus manos tenía un pedernal y una barra de metal. Frente a él, un puñado de aserrín cubierto de escarcha. La muerte lo había vencido tratando de encender un fuego. Junto a élestaba la chaqueta del marino. El capitán Warren la levantó y debajo de ella descubrió el cuerpo de un niño abrazado a un muñeco de trapo.
Los marinos del Herald habían visto más quesuficiente y empezaron a
pedirle al capitán que se marcharan. Pero el capitán les respondió que
quería saber más. Bajó al depósito y noencontró ni un gramo de comida y
cuando volvió a cubierta sus hombres estaban en pánico y le amenazaron
con amotinarse. Contra todos sus deseos Warren tomó la bitácora del
Octavius y regresó al Herald, desde donde pudo ver la goleta perderse sin
rumbo en el horizonte para nunca más volver a saber de ella.
El capitán se retiró a su camarote a leer la bitácora y notó que
faltaban todas las páginas del libro menos la primera y última. El
marinero a quien se lo había encargado había dejado caer el resto en el
mar.
En la primera el capitán del Octavius había escrito que habían
partido de Inglaterra con rumbo a China el 10 de septiembre de 1761.
Catorce años atrás. La última página tenía una sola anotación que estaba
fechada el 11 de noviembre de 1762.
“Hasta ahora hemos estado atrapados en el hielo por 17 días. Nuestra
posición aproximada es Longitud 160 O, Latitud 75N. El fuego finalmente
se extinguió ayer y el maestre ha estado tratando de encenderlo otra vez
pero sin mucho éxito. Le ha dado la piedra a uno de los marinos. El hijo
del maestre murió esta mañana y suesposa dice que ya no siente el frío.
El resto de nosotros no siente lo mismo en esta agonía.”
Los ojos del capitán Warren volvieron a las palabras “Longitud 160 O,
Latitud 75 N…” El significado era impresionante. En la fecha de la
última nota en la bitácora, el Octavius había estado atrapado en hielo en
el océano ártico, al norte de Point Barrow, Alaska. Miles de kilómetros
de donde lo habíanencontrado ese día. Un continente de hielo se extiende
entre estos dospuntos.
Lo que el Octavius había hecho era pasar el legendario Paso del
Noroeste. Por cientos de años se había buscado una ruta más corta entre
el Atlántico y el Pacífico para llevar a cabo elintercambio comercial
entre Asia y Europa. El Paso del Noroeste era un sueño para las potencias
europeas de eliminar el largo viaje alrededorde la punta de Suramérica.
Aparentemente, el capitán del Octavius también había decidido
encontrar el paso en vez de volver a casa alrededor de Suramérica. Pero
como muchos otros antes que él, lo único que encontró fue la muerte.
Pero el Octavius había sido el primero, aunque su capitán y tripulantes hubiesen estado congelados por más de trece años.
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